La Organización Mundial de la Salud define el sobrepeso y la obesidad como la acumulación excesiva de grasa que perjudica la salud. La causa principal se produce por un desajuste energético entre las calorías que se consumen a través de la alimentación y las que se gastan mediante las actividades diarias. El cuerpo no metaboliza este exceso y lo almacena en forma de grasa.
El sobrepeso no es únicamente el resultado de una alimentación sin control. Numerosos estudios han determinado varios factores asociados con la obesidad.
• Sedentarismo: la actividad laboral, la vida urbana y la menor práctica de ejercicio llevan a un estilo de vida sedentario.
• Hábitos no saludables: el tabaquismo y el alcohol contribuyen a la obesidad.
• Alimentación inadecuada: aumenta la tendencia a consumir alimentos ricos en sal, grasa y azúcares.
• La edad produce cambios hormonales y, junto a un estilo de vida más sedentario, contribuye a la obesidad.
• Los estudios genéticos determinan que existen factores hereditarios que pueden influenciar en la cantidad de grasa corporal.
Algunos consejos para manejar la obesidad y controlar el peso de manera saludable:
1. Consulta a un profesional de la salud: Antes de realizar cualquier cambio en tu dieta o estilo de vida, es fundamental que hables con un médico o un dietista registrado para recibir orientación personalizada.
2. Establece metas realistas: Fijar objetivos alcanzables te ayudará a mantenerte motivado a lo largo del proceso de pérdida de peso.
3. Dieta equilibrada: Consuma una variedad de alimentos de todos los grupos alimenticios, incluyendo frutas, verduras, proteínas magras, granos enteros y lácteos bajos en grasa.
4. Controla las porciones: aprende a identificar y respetar las porciones recomendadas para evitar el exceso de calorías.
5. Come conscientemente: Presta atención a las señales de hambre y saciedad de tu cuerpo. Ven despacio y disfruta de cada bocado.
6. Evite los alimentos procesados y altos en azúcares añadidos: Estos alimentos suelen ser densos en calorías y pobres en nutrientes. Opta por opciones más naturales y saludables.
7. Hidratación adecuada: Bebe suficiente agua a lo largo del día para mantener una hidratación óptima, ya que a veces la sed se confunde con el hambre.
8. Incrementa la actividad física: Incorpora gradualmente ejercicios en tu rutina diaria, como caminar, nadar, andar en bicicleta o hacer yoga. La actividad física regular contribuye al control del peso.
9. Ejercicio de resistencia: Agrega ejercicios de levantamiento de pesas o resistencia para aumentar la masa muscular. Esto acelera el metabolismo y puede ayudar en la pérdida de peso.
10. Descanso adecuado: El sueño insuficiente puede afectar negativamente el peso y el metabolismo. Trata de dormir de 7 a 9 horas por noche.
11. Manejo del estrés: El estrés crónico puede contribuir al aumento de peso. Encuentra técnicas de relajación que funcionan para ti, como la meditación, el yoga o simplemente dar un paseo.
12. Registra tu progreso: Lleva un registro de tus comidas, ejercicios y logros. Esto te ayudará a identificar patrones y ajustar tus hábitos según sea necesario.
13. Evite las dietas extremadamente restrictivas: Las dietas de moda pueden ser perjudiciales y difíciles de mantener a largo plazo. En lugar de eso, busca un enfoque equilibrado y sostenible.
14. Apoyo social: Comparte tus objetivos con amigos, familiares o únete a grupos de apoyo. La ayuda de otros puede ser una fuente importante de motivación.
15. Persistencia y paciencia: La pérdida de peso saludable lleva tiempo. Mantén una actitud positiva y continúa esforzándote incluso cuando enfrentes obstáculos.
Recuerda que cada persona es única, por lo que es importante encontrar un enfoque que funcione para ti y que sea sostenible a largo plazo. Siempre es aconsejable trabajar con profesionales de la salud antes de realizar cambios significativos en tu dieta o estilo de vida.
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