El hijo de Steve Jobs, Reed Jobs, rendirá homenaje a su padre, el visionario detrás del iPhone y la marca Apple. El reconocido empresario tecnológico falleció en 2011, poco después de que la compañía estadounidense lanzara el iPhone 4S.
Reed Jobs, uno de los hijos de la filántropa Laurene Powell, ha decidido apoyar a pacientes diagnosticados con cáncer, la misma enfermedad que su padre enfrentó durante varios años. Para lograrlo, ha anunciado la creación de un fondo de capital de riesgo destinado a invertir en nuevos tratamientos.
En sus declaraciones al diario The New York Times, Reed compartió su experiencia personal: «Cuando tenía 12 años, a mi papá le diagnosticaron cáncer. Tristemente, él falleció a causa de esta enfermedad mientras yo estudiaba en la universidad de Stanford. Mi deseo de ser médico y curar a las personas por mí mismo me llevó a estudiar pre-medicina, pero sinceramente, fue muy difícil después de su muerte».
El fondo llevará el nombre de Yosemite, en honor al parque donde Steve Jobs y Laurene Powell contrajeron matrimonio. Hasta el momento, ya ha recibido contribuciones por un total de 200 millones de dólares para llevar a cabo su misión.
Reed Jobs, de 31 años, ha establecido que Yosemite se dividirá en un fondo de capital de riesgo y una fundación sin ánimo de lucro con el objetivo de atraer inversiones. Aunque inicialmente no tenía planes de convertirse en un inversor de capital de riesgo, Reed se dio cuenta de que al incubar y construir proyectos, puede hacer una gran diferencia en los activos que lo conforman.
La ambición de recaudación de fondos es significativa, ya que Reed se ha propuesto alcanzar los 400 millones de dólares para el inicio, lo que representa casi diez veces el tamaño promedio de los fondos de capital de riesgo de nuevos inversores para el año 2022, según informa Business Insider.
En 2003, a Jobs se le diagnosticó un raro tipo de cáncer de páncreas llamado tumor de células de los islotes o tumor neuroendocrino. Según los estudios médicos, este tipo de células malignas tiende a propagarse más lentamente, lo que abre la posibilidad de un tratamiento más eficaz.
«Durante los primeros años, esta fue la experiencia más cercana que he tenido de enfrentar la muerte, y espero que sea lo más cercano que esté en las próximas décadas», afirmó.
Aunque tuvo la oportunidad de someterse a una cirugía temprana, el empresario optó por rechazarla durante los primeros nueve meses debido a que consideraba que sería una intervención invasiva. En su lugar, prefirió seguir tratamientos alternativos.
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